Cuando llega el verano y el calor a Musa Libertina le entra una incontenible fiebre exhibicionista. Excitada al máximo ante la perversa idea de lo escandaloso y prohibido, se pone sus vestidos veraniegos más cortitos y ajustados, escotados y sexys, deja sus braguitas olvidadas en el armario, y sale a la calle dispuesta a exhibir al mundo con total descaro y falta de vergüenza sus encantos femeninos a la menor ocasión y en cualquier lugar. Puede mostrar, según se le antoje en cada momento a su loca cabeza, sus voluminosos pechos mientras saca dinero del cajero automático de un banco o durante el trayecto en un autobús, o bien, sentarse a descansar un rato en el banco de un parque público o de una calle y abrir las piernas de par en par para mostrar al mundo su ausencia de ropa interior, o bien, agacharse un poco para que suba la falda de su vestido y descubra su delicioso trasero a los sorprendidos transeúntes a su espalda. O incluso, abrir fugazmente por completo sus vestidos de cremallera y mostrar toda su gloriosa desnudez ante la atónita mirada de un espectador paralizado como un conejo ante las luces de los faros de un coche.
Nunca se sabe cómo, ni cuándo ni dónde. El momento y la ocasión son impredecibles. Alguna vez, a VGP le da tiempo de inmortalizar ese sublime instante de exhibición de su Musa con una atropellada y rápida foto de móvil. En la mayoría de las ocasiones, no es lo suficientemente rápido para cazarlo y se pierde para siempre en el olvido. Sin embargo, hace unos días, Musa Libertina expuso públicamente su propósito de exhibirse por Barcelona posando ante la cámara, y aquí tenéis algunos de los resultados de esos paseos impúdicos por nuestra ciudad. Esperamos que los disfrutéis y os excite ver estas instantáneas tanto como a nosotros hacerlas y sentir el subidón de adrenalina y emoción del morboso y peligroso momento.
Estamos loquísimos, es cierto, pero si fuésemos “normales” nos hubiésemos suicidado hace tiempo.